viernes, 16 de julio de 2010

Estimulación infantil (primeras etapas).

La persona promedio utiliza 10% o 12% del cerebro. Ante la pregunta de cómo aprovechar ese 88% restante de capacidad, una de las alternativas ha sido la de trabajar con los bebés de manera cada vez más temprana, debido a que el cerebro está desarrollándose y tiene la plasticidad necesaria para dejarse moldear. La clave está en el estímulo positivo proporcionado al niño por los padres y personas encargadas de cuidarlo a través de la interacción cotidiana
La sociedad es consciente del impacto que tiene el medio ambiente sobre el desarrollo de la personalidad de un individuo, desde el momento mismo de la concepción, pasando por la niñez y juventud, hasta llegar a la vida adulta.

Se ha documentado con investigaciones médicas y psicológicas la influencia de un medio ambiente enriquecedor y positivo durante los primeros ocho años de vida en la capacidad de adaptación y el desarrollo de habilidades sociales de las personas. Por lo tanto, una de las principales prioridades de los padres y de la sociedad en pleno es proporcionar las oportunidades y recursos adecuados para el desarrollo óptimo de los infantes, teniendo en cuenta que la educación y el cuidado de los niños es una responsabilidad conjunta del hogar, el colegio y la comunidad.

¿Qué es la estimulación infantil? Todo lo que tenemos en la vida es estimulación, todo lo que vemos, todo lo que escuchamos, todo lo que gustamos, cualquier evento ambiental es un estímulo, que produce una respuesta en el organismo. La estimulación infantil se puede definir como un acercamiento directo, simple y satisfactorio para ayudar al desarrollo del niño, al tiempo que los padres experimentan gozo y alegría.

Recuento Histórico Aunque en un principio se llama estimulación temprana, cuando naci- la terapia de estimulación, era todo lo contrario: tardía. En efecto, estaba reducida a unas actividades remediales y dirigidas a niños con severas limitaciones motoras, psíquicas o sensoriales, como era obvio tenía un carácter individual y debía ser realizada por personal especializado. Pronto los investigadores notaron que cuando la terapia era iniciada tarde, los resultados eran pobres por no decir nulos, mientras que cuando más temprano detectaban las limitaciones, los resultados eran mejores.

Fue esta la razón por la que le dieron el calificativo de temprana, para hacer énfasis en la necesidad de iniciarla lo más rápido posible. Al observar como casi nunca lograban una rehabilitación completa, se abri- el camino a la bosqueda de una mayor precocidad, y ésta desembocó en el concepto de aplicar estimulación anticipada, a todos los niños en riesgo de padecer limitaciones, antes de que estas aparecieran.

El reconocimiento unánime de que aún el parto más normal representa una experiencia potencialmente agresiva para el frágil sistema nervioso del niño, y que, por lo menos en teoría, debe ser benéfico que este tejido esté en condiciones óptimas para afrontarlo, han obligado a dar un paso más en la bosqueda de la precocidad del estímulo, hasta llegar a decir que lo ideal es que inicie a partir de la formación de las neuronas cerebrales, evento que ocurre entre la 10a y la 25a semana de embarazo.

De acuerdo a lo expresado, lo que en un tiempo se denomina estimulación temprana hoy se llama estimulación oportuna, y ha dejado de ser una terapia remedial, individual y realizada por profesionales para pasar a ser preventiva, con participación de la comunidad y proporcionada por el mismo nocleo familiar, en pro del desarrollo integral del niño.

Finalidad El objetivo de la estimulación oportuna es optimizar el desarrollo del niño para que logre la máxima superación de sus potenciales psico-intelectuales, consiguiendo un equilibrio adecuado que permita un desarrollo integrado de su personalidad. Es importante hacer claridad, que no se trata de lograr niños genios ni superbebés que puedan ir al baño a los 6 meses o tocar piano a los 2, pues esto es empujar a que el niño haga lo que los padres quieren y no lo que al bebé le gusta y puede hacer, de acuerdo con el desarrollo neurológico alcanzado.

La estimulación infantil debe enfatizar el desarrollo a nivel mental, motor, social y emocional por igual, que haga sentir al niño cómodo en su medio ambiente, y que logre personas adultas competentes y adaptadas, con capacidad de conocer y aprender diferentes tecnologías, de apreciar el arte, de comunicarse con otros y de sentirse satisfecho de ser quien es.

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